No es noticia que los eventos de los primeros meses del 2023 fueron completamente inesperados para el sector Fintech. A principios de 2022, las perspectivas apuntaban a que iba a haber una recuperación importante respecto al decremento que hubo en las inversiones a lo largo de 2021, lo cual ha cambiado radicalmente tras el cierre del SVB.
Este cambio de perspectivas ha dejado mucha incertidumbre tanto en los fondos de inversión como en los emprendedores la cual deja mucho escepticismo en el sector. Esto pasa debido a que las Fintech se están enfrentando a retos respecto al cómo se fondean, su capacidad de colocación, pérdidas por tipo de cambio y, también, por la dilución de equity que tienen que ceder a los fondos o inversionistas si se encuentran en una ronda de levantamiento. Sin embargo, estas no son precisamente señales de una crisis para las Fintech, sino una etapa de transición.
La realidad es que la cantidad de empresas en el sector ha crecido de una forma constante en los últimos años (18% anual compuesto desde 2019 según Finnovista), muchas de las cuales están enfocadas a segmentos de mercado similares y con poco nivel de diferenciación, llevando a un estado de sobreoferta. Por esta razón, expertos del sector financiero y Fintech prevén varios escenarios:
Expertos en Pitchbook señalan que la demanda prevalecerá aún durante la desaceleración económica, dado que los sectores sub-atendidos permanecerán en busca de soluciones y que el desbalance en la banca tradicional también le da una ventana de oportunidad a los neobancos y las startups de crédito.
De esta forma, el mercado y las inversiones darán prioridad a los modelos mejor establecidos, con mayor tracción y con mayor diferenciación.
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Fuentes: